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INFORME DE COYUNTURA MARZO 2018

3 marzo, 2018

INFORME DE COYUNTURA MARZO 2018

INFORME DE COYUNTURA

MARZO DE 2018

  1. Situación económica mundial

            Según los informes de Naciones Unidas, el año 2017 se ha consolidado el tímido crecimiento que se estaba dando en la economía mundial, acentuando su estabilización. Si comparamos lo que creció la economía internacional en el 2016, un 2,4%, con lo que creció en el 2017, un 3%, se constata de una forma fehaciente esta realidad. Igualmente, las condiciones laborales siguen mejorando en un amplio abanico de países. Todas las previsiones para el año que acabamos de empezar, mantienen este porcentaje de 3% de crecimiento económico para el conjunto del mundo.

            Ahora bien, este desarrollo aún sigue siendo muy tímido, y además se ha distribuido geográficamente de forma totalmente desigual. Un año más, Asia Oriental y Meridional han sido las regiones más dinámicas del mundo, a las que se ha unido un mejoramiento cíclico en Argentina, Brasil, Federación de Rusia y Nigeria. Este segundo grupo de países supone un tercio del crecimiento producido durante el 2017. Por el contrario, las perspectivas siguen siendo muy oscuras para los países exportadores de productos básicos.

            Las claves de esta estabilización de la economía mundial las tenemos en un ligero incremento de las inversiones en los países emergentes y en las economías desarrolladas. Muy modesto, pero eficaz de alguna u otra manera. La otra razón estaría en una reactivación del comercio internacional, causado por las demandas internas en Asia Oriental y en las economías desarrolladas.

  1. Situación política internacional

            Para comprender el discurrir de los acontecimientos internacionales en el mundo actual, debemos de conocer que estos vienen enmarcados principalmente por dos tipos de contradicciones. Por un lado, la contradicción entre el imperialismo estadounidense, europeo y japonés con respecto a las naciones oprimidas y explotadas por sendos imperialismos. Por otro lado, la siguiente contradicción viene determinada en la oposición que el sistema imperialista mantiene con las potencias emergentes que apuestan por un mundo multipolar: China y Rusia principalmente.

            De los tres sistemas de dominación mundial, no hay duda que el hegemónico es el estadounidense, estando subordinados al mismo el europeo y el japonés, independientemente de las contradicciones y tensiones que puedan surgir entre ellos. Por tanto, es principalmente a los USA donde hay que poner el primer centro de observación en un análisis de la situación internacional.

            Desde este punto de vista, el panorama político estadounidense ha sido cuanto menos llamativo desde la llegada a la presidencia de Donald Trump hace un año. El republicano ganó la carrera presidencial con una apuesta decidida de ir retirando a los ejércitos usamericanos de los distintos escenarios del globo en el que se encontraban inmiscuidos, y promover una cierta distensión con Rusia y China. Igualmente promovía la retirada de los acuerdos de libre comercio y el inicio de políticas proteccionistas, que permitiesen el retorno de las industrias norteamericanas deslocalizadas al Tercer Mundo a lo largo de estas últimas décadas como efectos de la globalización. Trump, de algún modo, suponía la vuelta a un capitalismo proteccionista y nacional, que interesaba a determinados intereses de la oligarquía de los Estados Unidos.

            Sin embargo, a lo largo de este año, el sector de la clase dominante que durante los mandatos de Clinton, Bush jr y Obama promocionaron las deslocalizaciones de empresas, la globalización y el neoliberalismo a ultranza, han pasado a una fuerte campaña contra Trump y su equipo. Globalistas que no pertenecen en exclusiva a un determinado partido político, si no que nos lo encontramos a lo largo del sistema político, ideológico, administrativo y militar yanqui. Es en esta línea donde debemos de enmarcar las campañas y manifestaciones contra Trump al poco de asumir la presidencia, las acusaciones de intervencionismo ruso en las elecciones, o el constante acoso mediático.

            De alguna forma, estos grupos, han conseguido cambiar la dirección del equipo presidencial, hecho que quedó simbólicamente expuesto con la destitución de Steven Bannon. En lógica consecuencia, vemos cómo Trump acaba de realizar una nueva reforma fiscal que beneficia descaradamente a las grandes fortunas, y nuevamente se apuesta por una política exterior muy agresiva. No es casualidad que Trump prácticamente haya hecho dejación de funciones en este campo, dejando a los militares este terreno, peligrosamente capitaneados por el excéntrico general James Mattis, (conocido como “Perro Loco”).

            Por eso estamos asistiendo a un relanzamiento de las actitudes intimidatorias y amenazantes contra la Federación Rusa y contra China. En este caso, los objetivos son la aceptación por parte de los anteriores de la partición de Siria, la imposición de sanciones contra Corea del Norte y el desarme de Irán.

            En lo que concierne a Corea del Norte, los resultados de esta línea política a fecha de febrero del 2018 ha sido un fracaso. El despliegue de tropas en Corea del Sur, y el gran número de ejercicios militares lo único que han conseguido ha sido la determinación del estado norcoreano de perfeccionar sus armas nucleares de medio y largo alcance, y un acercamiento político con Corea del Sur, tanto que han organizado los Juegos Olímpicos de invierno de forma conjunta.

            En otro de los escenarios en los que se desenvuelve la ofensiva imperialista estadounidense, Irán, hemos comprobado una creciente militarización en torno a la República Islámica de Irán.  Sin embargo, puede que la mayor injerencia que realiza el imperialismo en la zona sean las revueltas tipo “revolución de colores” que han sacudido el país los últimos días del 2017 y primeros del 2018. En ellas, se han mezclado las justas reivindicaciones de una población inconforme con las carencias sociales, con una agitación que todo apunta que ha sido orquestada por Estados Unidos, Arabia Saudí e Israel. Los apoyos occidentales a los manifestantes, y las acusaciones ello de la prensa y el gobierno iraní así lo demuestran. Desde luego, es el mismo cuadro representativo que hemos visto tantas veces en estos últimos años. Y no debemos de olvidar el papel antiimperialista que juega Irán en el mundo contemporáneo, siendo un agente muy molesto para las pretensiones norteamericanas y sionistas en Oriente Medio.

            Pero sin lugar a dudas, el punto álgido del imperialismo en el Mundo Árabe es en estos últimos años sin ningún género de dudas Palestina y Siria. En Palestina, el reconocimiento por parte de Trump de Jerusalén como capital de Israel supone un espaldarazo al sionismo en la zona, y ha causado las protestas legítimas del pueblo palestino. El encarcelamiento de la adolescente palestina Ahed Tamimi, de 16 años, debe de enmarcarse dentro de este contexto. Esta decisión revienta la solución al conflicto palestino basado en la creación de los dos estados.

            En el frente sirio, residuo de una de aquellas “primaveras árabes” del 2011 con las que el imperialismo remodeló el panorama político de muchos países árabes en su beneficio, el año 2017 ha sido de avance constante del Ejército Árabe Sirio, que poco a poco se ha ido imponiendo en los distintos frentes. Esta derrota del integrismo islámico, se complementa con la de Irak. Sin embargo, el conflicto aún no ha finalizado, y el imperialismo estadounidense intenta fomentar la discordia entre los kurdos y el gobierno de Siria.

            Fuera ya de los países árabes, durante el 2017 América Latina conoce una fuerte ofensiva imperialista, principalmente Venezuela. A nadie se le escapa los sucesos vividos allí como un nuevo modelo de “revolución de colores” a las que tan acostumbrados no tienen los estrategas de la CIA  en los lugares donde quieren cambiar un gobierno opuesto a los intereses de la potencia norteamericana. Sin embargo, tras la elección de la asamblea constituyente, se ha producido un cambio en la correlación de fuerzas, claramente beneficiosa para el gobierno y la izquierda venezolana.

            No nos gustaría acabar el presente informe de coyuntura, sin hacer mención a dos hechos que consideramos muy favorables para las fuerzas progresistas y democráticas a nivel mundial. El primero, es el enorme éxito electoral de los comunistas en Nepal. El Partido Comunista Unificado y el Partido Comunista ganaron la mayoría de los parlamentarios en las elecciones del pasado 12 de diciembre. Recordemos el inmenso apoyo popular que había hace una década tuvo el Partido Comunista de Nepal.

            El siguiente hecho que nos gustaría resaltar aquí es los últimos datos de la evolución socioeconómica de China que salieron a la luz los primeros días del nuevo año. Así, vemos cómo el crecimiento anual del PIB chino este año ha sido del 6,8%, más del doble que la media mundial. Una de las bases de este fuerte crecimiento ha sido el consumo interno, cada vez más estable, y cada vez más demandante de productos tecnológicos de mejor calidad. También se ha hecho público cómo más de 900 millones de personas se benefician del seguro de vejez, y 1350 millones del seguro médico básico.

            Estos resultados, demuestran cómo el sistema económico mixto practicado por China permite encarar los problemas más graves a los que se enfrenta la sociedad humana actual (hambre, pobreza, miseria, exclusión social, etc.) Y presenta al gigante asiático como un país con cada vez mayores posibilidades de acabar con el sistema hegemónico actual, apostando por el multilateralismo.

  1. Unión Europea.

            En el momento actual, puede que lo más reseñable en la Unión Europea sea la salida oficial de la crisis, que se dio el pasado mes de agosto de 2017. Se constató cómo en los últimos 5 años la economía europea, y especialmente la de la zona euro ha crecido, reduciendo el paro. En este sentido, podemos decir que el sistema económico del continente se encuentra a la par que la del conjunto mundial, tal como hemos visto más arriba. Además, las autoridades comunitarias, fijan entre sus objetivos el relanzar la unión monetaria, económica y bancaria.

            Pese a la mejora económica, el principal problema sigue siendo el desempleo, que afectaría a una tasa de 7,6%. Esto supondría unos 18 millones de europeos en desempleo. Sin embargo, la distribución de este mal sería muy desigual, estando de lejos Grecia y el estado español en los dos primeros puestos.

            Refiriéndonos ya al nivel político, se constata cómo el euroescepticismo ha calado en estos años de crisis. Si bien es verdad que la idea europea aún cuenta con un apoyo mayoritario entre la población del viejo continente, no es menos cierto que al menos dos tercios le dan un apoyo condicional. Puede que el BREXIT sea la mayor expresión de lo mencionado. No sólo esto, sino el ascenso de la extrema derecha en Austria o el pulso que el gobierno polaco tiene con Bruselas, a partir de la intromisión del primero en la justicia. Desde instancias europeas, se reconoce que se está en un periodo de reflexión sobre qué salida quieren darle a la situación, salida que las instancias comunitarias aún no tienen clara.

            En lo referente a la política exterior de los países europeos, nos gustaría constatar el aviso indicado por el periodista Manlio Dinucci. Por un lado, un incremento, especialmente por Francia e Italia, de sus movimientos en África, en clara competencia con las multinacionales chinas, que ofrecen a los pueblos africanos condiciones mucho más ventajosas para ellos que las ofrecidas por las grandes firmas estadounidenses y europeas. Por otro, vemos un mayor acercamiento de las posiciones estadounidenses con la creación de la PESCO, alianza militar europea que ha entrado en vigor este pasado mes de diciembre, que complementa a la OTAN, y que supone forzosamente un incremento del gasto militar.

            No nos gustaría dejar de hablar de la Unión Europea sin antes señalar la experiencia de gobierno portuguesa, cuyos resultados han salido en diversos medios de comunicación alternativa el primer día del presente año. Aquí vemos un gobierno del Partido Socialista, apoyado desde el parlamento por el Bloque de Izquierdas y el Partido Comunista, aparte de otras agrupaciones. Éstos no participan en el gobierno, sólo lo apoyan desde el parlamento. Muchos pensaron que sería una experiencia inestable y corta cuando se constituyó en 2016. Pues bien, nada más lejos de la realidad. No sólo eso, sino que los beneficios para las capas populares lusas y el Pueblo Trabajador portugués, pese a las limitaciones que implica la estructura socioeconómica capitalista, son más que evidentes: incremento del salario mínimo, subida de las pensiones, incremento salarial a los empleados públicos, mejoras notables en educación y sanidad, reducción del IVA en restauración al 13%, detención de las privatizaciones, reconocimiento a los homosexuales para poder adoptar, supresión de obstáculos en el ejercicio del aborto, etc. No estaría de más comparar esta experiencia con la que en Andalucía se tuvo estando IU en el gobierno de la Junta.

  1. Estado español

            Antes de iniciar temas de mayor profundidad respecto a la realidad sociopolítica y socioeconómica de la formación económico-social española, nos gustaría comentar una noticia que ha salido a la luz estos días de transición entre el año pasado y el año nuevo. La imposición por parte de la Unión Europea para que el gobierno español incremente los gastos militares.  Esto, no sería nada más que consecuencias de la constitución de la PESCO, de la que se habló más arriba.

            Lo primero que debemos de señalar es el crecimiento de la economía española en un 3,1% a lo largo del 2017. Con estos indicadores puede decirse que la dura crisis económica cada vez está quedando más atrás. Ello no significa que desde el punto de vista económico aún no queden problemas de estos diez años pasados, sin embargo, no puede decirse que la situación sea la misma que la de 2011 o 2012. Ello no implica necesariamente una mejora en las condiciones de vida del Pueblo Trabajador, pero la realidad es que los resultados macroeconómicos nos hablan de otras tendencias distintas a las pasadas.

            El número de desempleados a lo largo de 2017 ha descendido en 290.193 personas. Es cierto que la precariedad de estos contratos es muy elevada, y que las condiciones laborales no son como las anteriores al comienzo de la crisis. Pero aquí nos gustaría realizar un aviso a navegantes, desde muchos ámbitos de la izquierda se piensa que el sistema económico sigue en crisis, debido a ese deterioro de las condiciones de vida de la clase obrera. Desde ANDALUCÍA COMUNISTA discrepamos de esa visión, ateniéndonos a los datos económicos se nos hace más que evidente que se ha salido de la crisis. Lo que sucede es que esa recuperación no implica necesariamente una mejora en las condiciones materiales del pueblo trabajador. Es más, pensamos que esa pérdida de derechos ha venido para quedarse y convertirse en estructural. Y que necesariamente no va implicar un cuestionamiento del sistema por parte de la población, siempre y cuando tenga la sensación de una mejora, por subjetiva que esta sea, con respecto a la etapa anterior.

            Aparte de la situación socioeconómica, el otro gran acontecimiento de la realidad española viene del campo político, nos referimos al procés. Nos gustaría señalar varias ideas. La primera, nuestra solidaridad  con el derecho de todos los pueblos a la autodeterminación, así como decidir su futuro y el sistema de gobierno y el orden socioeconómico que decidan dotarse de forma democrática y participativa, en este caso nos mostramos solidarios con el pueblo catalán. En segundo lugar, constatar cómo la sociedad catalana se encuentra profundamente dividida, en las elecciones del pasado 21 de diciembre los resultados mostraron una división en torno al 50% entre votantes de partidos proindependencia y partidos proespañolistas, estos últimos ganan ligeramente en votos, si bien es verdad que los primeros consiguen mayoría de escaños. Ya, en tercer lugar, nos gustaría señalar cómo, pese a que los partidarios del procés no son una abrumadora mayoría, sin embargo han conseguido poner al Régimen del 78 en una fuerte crisis de muy difícil salida.

            Esta última idea es especialmente importante. Desde el ámbito ideológico españolista, incluyendo a organizaciones de izquierda, siempre se nos ha dicho que el régimen político y socioeconómico actual sólo se vendría abajo por los esfuerzos combinados de las capas populares del conjunto del estado español. Pues bien, los últimos acontecimientos en Cataluña han desmentido con creces esa idea, pues el sistema dominante en el estado español vive su peor momento político por el pulso que se le está echando única y exclusivamente desde una única nacionalidad, algo muy a tener en cuenta desde Andalucía.

  1. Situación económica andaluza

            Decíamos más arriba que la salida de la crisis económica es un hecho a tenor de los datos macroeconómicos y esos mismos datos demuestran que nuestra tierra también ha salido de la misma.

            El PIB andaluz ha recuperado el nivel anterior a la crisis con un crecimiento de entre el 3% y el 3´1% del mismo durante el año 2017. El consumo de los hogares ha crecido un 2´2% y la inversión un 1´8%. La inflación ha oscilado en torno al 2%.

            Las exportaciones también han aumentado en un 7´8%, alcanzando la cifra histórica de 20.076,4 millones de euros, un 18´5% por encima del año anterior y logrando un superávit histórico de la balanza comercial cifrado en 1.486,5 millones de euros sólo hasta el mes de agosto. Esta cifra contrasta con el déficit que la misma presenta a nivel del Estado Español         (-16.413 millones de euros). El mayor crecimiento corresponde a la industria (un 4´9%), muy por encima de la media del sector a nivel del Estado Español (un 2´6%).

            Otro dato indicativo de la situación económica de nuestro país es que las transferencias de vehículos usados crecieron un 3,8 por ciento en octubre en Andalucía respecto al mismo mes del año anterior, hasta situarse en las 30.119 unidades, según datos de la consultora MSI para la Federación de Asociaciones de Concesionarios de la Automoción (FACONAUTO). Por su parte, en el acumulado del año, las ventas de coches de ocasión en Andalucía suman ya 286.398 unidades, lo que supone un incremento del 12,7 por ciento en comparación con los diez primeros meses del ejercicio pasado.

            Ahora bien, el hecho de que los datos macroeconómicos demuestren que, a grandes rasgos, nuestra nación haya salido de la crisis no obsta para que la situación de la clase obrera y los sectores populares continúe siendo muy comprometida.

            Así, por ejemplo, la dificultad de las pequeñas y medianas empresas para encontrar crédito continúa. La inversión y el consumo públicos es un 45% inferior a los niveles de antes de la crisis, como fruto de la política de recortes neoliberales. Este dato es importantísimo ya que la mayoría de los empleos que se generan en Andalucía son en PYMES al representar estas más del 90% del tejido productivo y ser, junto al sector público, el auténtico motor de nuestra economía.

            Pese a que el crecimiento del empleo se sitúa en torno al 3´9%, Andalucía sigue sufriendo el peor mercado laboral de toda la Unión Europea, con el mayor porcentaje de paro y precariedad y sigue siendo la comunidad autónoma con más pobre del Estado Español.

            Durante el periodo de crisis, los salarios han perdido sistemáticamente poder adquisitivo en todos los sectores productivos (podríamos cifrarlo de forma muy conservadora en más de un 15% como media) mientras que la política de recortes del gasto público que el gobierno andaluz está llevado a cabo desde hace casi una década ha dejado temblando la sanidad y la educación públicas, donde la falta de medios y de personal así como las condiciones laborales de los trabajadores del sector público han ido empeorándose con la connivencia de los aparatos sindicales de CC.OO. y UGT fundamentalmente.

  1. Situación política andaluza

            Hemos visto que la salida de la crisis es un hecho aunque eso no revierta en una mejora de las condiciones de vida de los sectores populares de la sociedad andaluza. Pero el hecho es que vivimos un momento de reflujo de las protestas y del descontento social como consecuencia de la estabilización relativa del Régimen. Las grandes masas populares empiezan a tener la sensación de que “Dios aprieta pero no ahoga” y, por tanto, se pone al orden del día un cambio en la táctica a seguir, dado que la línea espontaneísta, que lo fiaba todo a la convocatoria de manifestaciones y movilizaciones continuas en la vana esperanza de “desbordar” las calles y forzar una “ruptura,” sigue siendo tan errónea como siempre pero es que, además, ahora, como resultado de la mejora de las perspectivas económicas, experimentamos una paulatina desmovilización y una cada vez menor afluencia a los actos de protesta que no se puede revertir con el voluntarismo.  Desde ANDALUCÍA COMUNISTA insistimos en la necesidad de fortalecer las estructuras de los pocos organismos de masas que han sobrevivido a la vorágine espontaneísta, que ha quemado los ánimos y las organizaciones por mor de intentar rapiñar unas décimas en las encuestas de cara a convocatorias electorales. En este periodo de estabilidad en el que entramos debemos pertrecharnos y aprovisionarnos para una continuada guerra de posiciones y desechar cualquier ilusión de una rápida guerra de movimientos.

            La persistencia en el error por parte de la izquierda transformadora, comportaría el riesgo de un afianzamiento del PSOE susanista en el usufructo de las instituciones andaluzas desde las que que ha organizado un red de clientelismo y corrupción muy similar al que el PRI mexicano mantuvo durante décadas.

            Casos de corrupción flagrantes como el de Invercaria, la empresa de capital-riesgo de la Junta de Andalucía, que proporcionó importantes sumas de dinero a 30 empresas pese a que sus proyectos que fueron un fiasco como la compañía aérea Andalus, que presidía el exconsejero de Cultura José María Martín Delgado, son la demostración práctica de lo que señalamos.

            Otro caso paradigmático del modelo de partitocracia susanista, es el fraude masivo en el caso de los cursos de formación del Servicio Andaluz de Empleo (SAE), en el que estaban presuntamente implicados los sindicatos verticales del Régimen, CC.OO. y UGT, así como la patronal andaluza, la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). De esta forma, parece ser que constituyeron un»fondo de reptiles” por el que se concedieron prejubilaciones presuntamente fraudulentas, pagadas a personas que nunca habían trabajado en las empresas afectadas. (12,3 millones de euros), subvenciones a empresas que no estaban presentando un ERE e, incluso, a personas que no llegaron a crear ninguna empresa. (73,8 millones de euros) y comisiones, muy por encima del valor de mercado, a intermediarios entre la Junta y los trabajadores: aseguradoras, consultoras, bufetes de abogados y sindicalistas. (Entre 50 y 68 millones). Sumándolo todo, estaríamos hablando de, al menos, 136 millones de euros defraudados

            Estos sindicatos que mencionamos, lejos de los principios de austeridad y honradez que deberían distinguir a las centrales de clase, acumulan casos de corrupción y financiación ilegal, desmotivando al conjunto de los trabajadores de implicarse en la lucha por las mejores de sus condiciones laborales. Como punta del iceberg, mencionar, por ejemplo, como UGT creó e infló facturas para financiarse de modo ilegal más de diez años. Los dirigentes participaron en la denominada «central de compras» del sindicato. Parece ser que esto fue una «inspiración directa» de Manuel Pastrana, ex-secretario general de UGT Andalucía, que continuó con Fernández Sevilla.

            El nivel de enchufismo y corrupción de la Junta de Andalucía ha llegado a ser un secreto a voces. Ante ello, no existe una propuesta alternativa por parte de la izquierda y los sectores populares capaz de ilusionar y movilizar a la sociedad andaluza. Las poses, los discursos vacíos y grandilocuentes, la falta de rigor en las propuestas de la izquierda es algo conocido y sangrante para los andaluces que terminan cayendo en el conformismo y en la idea de ver al PSOE como el “mal menor” frente a la derecha ultraliberal del PP y de Ciudadanos. Podríamos señalar la ironía de que Ciudadanos sea el socio parlamentario del PSOE y que parte de su programa de recortes se esté implantando ya desde la Junta de Andalucía, pero el hecho es que la incapacidad de la izquierda en proponer una alternativa sólida al modelo “psoísta” es lo que está dando pie a ello.

            Nos vemos obligados a incidir en esta idea. El oportunismo de algunos, su ansía por seguir pisando la moqueta del Congreso de los Diputados, su instrumentalización de la movilización social, no ha permitido organizar potentes organizaciones de masas que, desde los barrios, los centros de trabajo y de estudio de todo nuestro país puedan movilizar a millones de andaluces para luchar por el pan, el trabajo, la libertad y la soberanía. Su arrogancia y soberbia ha provocado que el pueblo andaluz afronte desunido la lucha tras ver como algunos sometían a organizaciones como la nuestra y muchas otras a vetos, ninguneos y autoritarismos que intentaban ocultar su propia incompetencia para tejer alianzas y su sectarismo.

            Ahora bien, el hecho de señalar la responsabilidad última de la división del soberanismo andaluz no puede ser motivo de evitar la asunción de los errores propios. Los comunistas tenemos meridianamente claro que toda crítica conlleva una autocrítica y debemos ser brutalmente honestos en ella dado que, de lo contrario, no podremos dar una salida a la clase obrera ni al conjunto del Pueblo Andaluz.

            Debemos reconocer que, durante lustros, la izquierda andalucista ha sido completamente incapaz de recomponer una fuerza política de ruptura con este sistema injusto, cruel y depredador y ha sido incapaz de defender políticas al servicio de los intereses de los trabajadores y de la mayoría de la población y de liderar un proceso de reconstrucción nacional de Andalucía. Esa incapacidad histórica es producto de una estrategia errónea que, cual Sísifo, una y otra vez hemos mantenido pese a ser evidente su inutilidad.

            Plantearse jugar a ser el ala izquierda de la expresión política y social del oportunismo sectario al que nos referíamos anteriormente, señalando su falta de voluntad por un proyecto político unitario y potente de la izquierda soberanista andalucista es casi tan pueril como señalar el carácter derechista y antiobrero del PSOE buscando la unidad con él. Creer que esa secta de iluminados, que mantiene engañadas a sus bases para mantener el status quo de sus líderes intocables, va a arriesgar lo más mínimo o que no va a vender al mejor postor cualquier proyecto unitario del soberanismo andaluz a cambio de puestos para esa estructura caciquil y autoritaria es absurdo. Esta táctica trotskista es no sólo incoherente e inútil sino, sobre todo, contraproducente, dado que que fía a la convergencia estratégica con ese oportunismo sectario, cada vez más menguado y desacreditado entre las masas de nuestra tierra, cualquier salida y, pese a las declaraciones grandilocuentes y los discursos vacíos, no es más que la práctica del culto a la espontaneidad que deja la iniciativa a otros. Mantener los “canales abiertos” con ellos criticando que no rompan con el españolismo y el oportunismo, en lugar de afrontar desde ya el trabajo metódico de construcción de estructuras de poder popular estables y serias capaces de encuadrar a la gran mayoría de las masas trabajadoras es pues, una estrategia liquidacionista para la izquierda anticapitalista andaluza que, de no cambiar de rumbo, terminaría degenerando en un pequeño grupo de frikis radicalizados vistos como algo ajeno  y sin rigor ni seriedad por parte de la gente normal de la calle. El trabajo para evitarlo va a ser duro y largo, no hay atajos.

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