Análisis electoral del 28 de Abril en clave andaluza
Remontándonos en la historia reciente:
En 2011 el PP obtiene una mayoría absoluta que le permite legislar, de manera aún más agresiva, contra la clase trabajadora y los movimientos populares (Ley Mordaza, Contrarreforma laboral, etc.). Esto sumado a la profunda crisis económica que padecen los andaluces, genera un gran descontento social que da lugar a importantes movimientos populares que claman contra los poderes fácticos y el Estado, aunque muy desorganizados y desideologizados.
En 2012, el PSOE pierde las elecciones autonómicas frente al PP, pero logra gobernar gracias al apoyo de IU de 12 diputados. A pesar de este pacto, continúan los recortes sociales y el abyecto clientelismo del PSOE en nuestra nación.
En 2014 irrumpió el fenómeno Podemos que desestabilizó al antiguo bipartidismo y a la histórica minoría parlamentaria de Izquierda Unida que estaba elevándose. Podemos logra canalizar este movimiento popular en forma de votos y desactiva la calle; al punto sale a escena Ciudadanos, un partido sumamente reaccionario de apariencia ‘centrista’ para compensar la intención de voto a Podemos. El PA, el único partido propio andaluz, desaparece en 2015, sin eludir la siniestra derechización e inoperancia que ya llevaba sufriendo desde tiempo atrás.
En 2015 se celebran elecciones generales y autonómicas; sin embargo, en las autonómicas hay tan sólo un 63% de votaciones de entre el censo, frente a un 71% de votaciones en las generales… Este factor es constante en las sucesivas elecciones, las elecciones autonómicas no movilizan tanto a los andaluces como las generales, lo que delata su desapego a los acontecimientos nacionales. En estas elecciones vuelve a ganar el PP pero no con mayoría absoluta, curiosamente Podemos atrapa votos de todas las formaciones políticas incluso moviliza electorado abstencionista. Debido a los desacuerdos políticos para la investidura de presidente, se vuelven a celebrar elecciones en 2016. Mientras tanto, en las autonómicas sí gana el PSOE pero ha de pactar con Ciudadanos para formar gobierno.
En 2016 tienen lugar las nuevas elecciones donde vuelve a ganar el PP movilizando 130.400 votos más que en las anteriores elecciones. Podemos converge con Izquierda Unida en una sola candidatura, pero entre ambas pierden 219.106 votos, una cantidad importante. El PSOE vuelve a bajar. Finalmente gracias a la famosa abstención parlamentaria del PSOE, el PP logra gobernar.
En 2018 se produce la moción de censura del PSOE, UP, ERC Y EH BILDU al gobierno del PP; y Sánchez queda investido como presidente. Unos meses más tarde Ciudadanos retira su apoyo al PSOE en Andalucía, y la presidenta Susana Díaz convoca nuevas elecciones autonómicas para el 2 de Diciembre.
Salta a escena, mediante una campaña maquiavélica aún por analizar, un partido de extrema derecha: Vox. Consiguiendo en Andalucía 12 diputados, los suficientes para formar gobierno con Ciudadanos y el PP. Según diversos medios periodísticos como la cadena vasca Eitb, este partido es el brazo político en España de la secta de extrema derecha El Yunque, que opera en varios países latinoamericanos y tienen por ideología política una interpretación retorcida y extremista del catolicismo próxima al fascismo.
El legítimo rechazo de las fuerzas nacionalistas a los Presupuestos Generales del Estado debido a la retención de los presos políticos, hizo caer al gobierno de Pedro Sánchez, por lo que se debieron convocar nuevas elecciones para este 28 de Abril.
El 28 de Abril andaluz:
El PSOE recupera en estas elecciones generales los votos de las de 2011, cuando no existía ni el fenómeno Podemos ni Ciudadanos. Ha aumentado la participación en casi un 15% con respecto a las autonómicas de 2018, estos niveles de participación sólo se acercan a los de las generales de 2015, incluso superándolos.
Es cierto que la izquierda parlamentaria ha movilizado más voto que la derecha parlamentaria; La suma de la izquierda parlamentaria ha movilizado al 66% de los nuevos participantes con respecto a las autonómicas, mientras la derecha parlamentaria a un 42%, sin embargo, todos los partidos han salido beneficiados de la mayor participación, en primer lugar el PSOE, seguido de Vox y de Cs.
Si bien es cierto que Unidas Podemos ha ganado voto (67.120) con respecto a las autonómicas, ésta sigue en números bajos con respecto a las primeras elecciones, es un gran fracaso para la formación que no ha sabido aprovechar el descrédito y el agotamiento que tiene el PSOE entre las masas, hasta el punto de que estas han preferido acudir al PSOE para refugiarse de un posible gobierno de la derecha parlamentaria. El hecho de que Vox y Ciudadanos hayan adelantado a UP, tanto en cuanto a la movilización de anteriores abstencionistas, exige una profunda autocrítica y depuración de la formación.
A diferencia de lo que se promueve, Vox y Ciudadanos han movilizado a electorado que no era votante del Partido Popular en 2011, en la época de la mayoría absoluta. Mientras que el PP obtiene en 2011, 1.985.612; en el 2019, la suma de las tres derechas parlamentarias suman 2.205.284 votos. La izquierda parlamentaria suma en 2011, 2.067.797 votos, y en 2019, 2.214.988 votos. Hay tan sólo una diferencia de un 0’21% de las votaciones entre los dos bloques. Vox consigue movilizar en 2018, 395.978 votos y en abril 611.220 votos, una inmensa cantidad en un corto lapso de tiempo que sólo puede explicarse con una campaña orquestada desde importantes e influyentes entidades de propósitos espurios.
Las tres derechas parlamentarias dirigen su discurso principalmente a la cuestión catalana, esperan encontrar votos en las reminiscencias del franquismo sociológico cargado de odio hacia las posturas de los nacionalismos periféricos, saben que esta ideología chovinista de estado está, lamentablemente aún, arraigada en las masas. Por otro lado la derecha parlamentaria promueve el discurso de la ‘fiscalidad confiscatoria’ y lo presenta como si fuera una cuestión que atañe a todas las clases sociales, con esa retórica pretende convertir la realidad de los burgueses en la realidad de las clases populares andaluzas, es un discurso dirigido a las clases más altas.
El PSOE logra como resucitar de entre los muertos, desmintiendo a aquellos que vaticinaron su pasokización, según un articulista en TeleSur, eso consigue explicarse por su extensas redes clientelares.
Mientras tanto Unidas Podemos ha rebajado su discurso al mero reformismo y colaboracionismo. En un principio comenzó propugnando el fin del ‘régimen del 78’ (que es en verdad la reforma del régimen del 39), entonces fue cuando con aquel discurso y programa, los sondeos los situaban incluso por delante del PSOE. Está suavización de la retórica y el programa hacia el centro es una de las causa de su fracaso, no se puede virar hacia un espacio ya sobreocupado por el PSOE, Cs y Partido Popular, debido a que la formación diluye su identidad y no logra representar a los sectores de izquierda.
El cambio de su terminología de Unidos a Unidas Podemos, o iniciativas como el ‘Green New Deal’, obedecen a una estrategia oportunista tras las marchas feminista y ecologista en España. Unidas Podemos se ha decantado por teorizaciones posmodernas alejadas de las necesidades de la clase trabajadora y las clases populares andaluzas, así como tampoco ha creado un paradigma estatalista español republicano, federativo y de izquierda.
El estatalismo español es la ideología hegemónica en las masas andaluzas; si no se construye un paradigma ideológico estatalista progresista en el que tenga lugar una república andaluza como estado miembro de una federación hispánica (Manifiesto de la nacionalidad), los sentimientos identitarios de gran parte de las masas andaluzas harán decantarlas por el chovinismo de estado y el franquismo sociológico. Estando huérfanos de referente, el pueblo andaluz es presa fácil del odio y la depredación fascista.
Además su estructura organizativa es meramente electoralista y burocrática. Una formación divorciada de la realidad social de las clases populares.
¿Qué sucede con Almería? La provincia más reaccionaria de nuestra nación
Un análisis pormenorizado exigiría la provincia de Almería, donde si bien es cierto que ha ganado el PSOE las elecciones, Vox ha obtenido un 19% de las votaciones, el segundo lugar de España tras Ceuta. El partido de extrema derecha ha quedado en tercera posición tras el PP con una mínima diferencia. Unidas Podemos ha quedado última.
En esta provincia puede apreciarse una conciencia colectiva aún más reaccionaria que en el resto de Andalucía, para explicar esto manejamos dos hipótesis principales:
La primera de ellas es que en la década de los 80 se dan dos factores determinantes, la izquierda española y el movimiento obrero abandona el trabajo de masas de la clandestinidad retirándose de la realidad social y entregándose al burocratismo y el colaboracionismo por lo que la ideología obrera deja de transmitirse de las organizaciones a las masas; es justo en este momento en el que la provincia comienza a experimentar un crecimiento económico explosivo gracias a la pequeña propiedad de cultivo intensivo hortofrutícola basada en la explotación de la mano de obra de migrante en condiciones de semi-esclavitud. Es en esta época, cuando ciudades enteras del poniente se nacen de la nada como El Ejido, y la capital se expande de manera frenética. El crecimiento exponencial de una nueva pequeña y mediana burguesía terrateniente, muy mimada y coaligada a entidades financieras y al Partido Popular, hace hegemonizar su ideología en un terreno donde el rival de clase está desaparecido.
La segunda es que la economía andaluza, al carecer totalmente de soberanía, está supeditada al mercado impuesto por la UE, no tiene capacidad de decisión sobre su moneda ni siquiera sobre las mercancías que puede producir. El subdesarrollo de la agricultura andaluza comparada a la agricultura noreuropea, y el abaratamiento de los productos agrícolas norafricanos, hace que los terratenientes almerienses sólo puedan competir explotando aún más la mano de obra migrante para extraer el máximo plusvalor posible. Como es obvio, este es el germen de la xenofobia y el racismo, porque si el terrateniente concibe al migrante como ciudadano igual a él, carece de justificación para explotarlo. “No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia” – C. Marx.
Conclusiones
Sin lugar a dudas asistimos a una desestabilización política cada vez mayor del Estado. Esta desestabilización genera una profunda crisis ideológica en la oligarquía y por ende en las masas carentes de conciencia propia a día de hoy. La crisis económica que aún padecen las clases populares, sumada a la orfandad política e ideológica de éstas, coincide con una retórica y un posicionamiento mucho más agresivo, reaccionario y antidemocrático que ha tomado el estado y la oligarquía con respecto a la cuestión catalana. Debido a los acontecimientos de 2017, la oligarquía ha visto que la legitimidad ideológica actual sobre la que se sustenta su estado (Reforma del 78) es insuficiente para legitimarlo, por lo que sus posicionamientos viran hacia los postulados genuinos y originales del estado, los fundacionales, los del 1 de abril de 1939. Cuando los puntales del edificio se tambalean, sólo pueden sostenerlo los cimientos.
Es por ello que urge la necesidad de una formación abnegada y servidora del pueblo andaluz, pertrechada con un fuerte armazón ideológico republicano, popular, rupturista, federativo y nacionalista. Sólo ésta garantizará que el pueblo andaluz no esté a merced de la misantropía de los monopolios capitalistas, del chovinismo depredador de estado, de la jerarquía racial y étnica, del medievalismo y oscurantismo al que pretende regresar el Estado normalizándola como ideología hegemónica.
Cifras electorales:
- En 2011, PSOE sumado a Izquierda Unida, Partido Andalucista y Equo, obtienen 2.067.797 que es el 46’96% de las votaciones. El PP obtiene el 45’09% de las votaciones
- En 2015 el PP pierde 692.960 votos, el PSOE pierde 194.494, Unidad Popular (IU) pierde 104.132 votos, UPyD pierde 184.789 y PA desaparece. Hay 80.913 votaciones más. Partido Popular, Cs y Vox obtienen 1.913.398 votos, que es el 42’67% de las votaciones. PSOE, Podemos y UP (IU) obtienen 2.297.813 votos, el 51’24%.
- En 2016 el PP gana 130.400 votos, el PSOE pierde 75.657, Unidos Podemos pierde 219.106, Cs pierde 35.858, UPyD pierde 13.248. El PSOE más UP obtienen 2.111.797 votos, que es el 49’27% de las votaciones; PP más Cs más Vox obtienen 2.007.385 votos, que es el 46’83% de las votaciones.
- En las autonómicas de 2018 el PP pierde 673.777 votos, el PSOE pierde 315.499 votos, UP pierde 203.015, Cs gana 83.717 y Vox gana 387.559. La suma de PP, Cs y Vox son 1.804.884 votos, el 48’88% de las votaciones. PSOE más UP obtienen 1.593.283 votos, el 43’15% de los votos.
- En estas generales el PP gana 35.924 votos, el PSOE gana 554.585, Cs gana 149.234, UP gana 67.120 y el Vox gana 215.242. La suma de PP, Cs y Vox son 2.205.284 votos, el 47’62% de los votos; El PSOE más UP consiguen 2.214.988 votos, el 47’83% de los votos. 400.400 votos de los anteriores abstencionistas han ido para Vox, Cs y PP; mientras 621.705 han votado a PSOE y UP, sólo una diferencia de 13% de entre 938.206 votos de anteriores abstencionistas en 2018.
Fuentes:
- Eitb: ¿Qué relación hay entre Vox, Hazte Oir y El Yunque?} https://www.eitb.eus/es/television/programas/360-grados/vox-santiago-abascal/videos/detalle/6033209/video-hay-relacion-vox-hazte-oir-grupo-extrema-derecha-el-yunque/
- Telesur: España más de izquierdas que de derechas} https://www.telesurtv.net/bloggers/Espana-mas-de-izquierdas-que-de-derechas-20190429-0002.html